Por Carla Levin Rabey
SA3En una modesta casa chorizo del barrio de Barracas, en la calle San Antonio 814, la logia masónica “Hijos del trabajo” tuvo su sede. La Boca y Barracas fueron focos vivos de actividad masónica. Las Logias, en actividades abiertas, posibilitaron la creación de asociaciones, algunas de las cuales aún subsisten.

Hacia fines del siglo XIX y en los primeros años del siglo XX, se inició una etapa de expansión industrial para el barrio. Se instalaron modernos establecimientos que aglutinaron a centenares de trabajadores, en su mayoría italianos, que fueron conformando las primeras agrupaciones gremiales o sociedades de resistencia, alentadas intelectualmente entre otras por la logia “Hijos del Trabajo”, la cual eventualmente brindaba apoyo económico o posibilitaba las reuniones clandestinas.

“Hijos del Trabajo” fue fundada el 14 de Mayo de 1882 y en el término de ocho años hubo de mudarse cuatro veces, creyéndose que sus miembros habrían sido objeto de persecuciones. De la Avenida Santa Lucía 245 se trasladó a la calle Industria 14 (hoy Aristóbulo del Valle),en Barracas al sur. En Julio de 1884, la logia pasó a Barracas al Norte en la calle Salta 22 (hoy Vieytes), y por último, el 22 de Junio de 1890, se instaló en su sede definitiva de San Antonio 814, en la que trabajó  hasta el 6 de Abril de 1983 (101 años).
SA1Su fachada exóticamente decorada encierra un simbólico mensaje dirigido a los iniciados en los principios rectores de la masonería. Fue obra del arquitecto Francisco Cabot (hijo) en el año 1919. El nuevo frente de estilo egipcio, responde a la voluntad de los miembros de dotar al edificio de una fachada con características de Templo Masónico. Los usos y costumbres de la Masonería han tenido una afinidad muy similar a los usos y costumbres practicados por los antiguos egipcios. Sus filósofos no exponían sus misterios a las miradas profanas y ocultaban sus sistemas de enseñanza con signos y figuras jeroglíficas. Estos eran comunicados solamente a sus Grandes Sacerdotes o Magos, quienes estaban obligados a ocultarlos bajo solemne juramento.

Asimismo la Masonería emplea formas simbólicas sacadas principalmente del oficio de albañil y de la arquitectura para la transmisión de sus enseñanzas. El simbolismo es una de las peculiaridades que caracterizan y distinguen a la Masonería especulativa, poseyendo los símbolos una explicación racional y lógica que facilita el entendimiento de su mensaje: la escuadra, símbolo de la rectitud; el compás, el de la equidad con que deben medirse las acciones de los hombres; el ojo dentro del triángulo radiante señala al hombre que alcanzó el conocimiento y puede ejecutar el plan del Gran Arquitecto del Universo.

Hoy se conserva el Salón de los pasos perdidos, el Templo Masónico y la Biblioteca “Federico Garrigós”, una joya arquitectónica, Patrimonio Histórico de la Ciudad, que queda como testimonio de ese pasado de inmigrantes que hicieron del trabajo una casa y una causa.   SA13