Por Carla Levin Rabey, Susana Mesquida y Laura Weber

Dentro de Palermo, un viejo barrio con vida nueva, hay un edificio poco conocido pero de gran singularidad tanto por su arquitectura como por su historia, el ex “Asilo Argentino de Huérfanas Israelitas”, fundado por la Sociedad de Damas Israelitas de Beneficencia para brindar asistencia social.

Inaugurado en 1927 en la esquina de las calles Arévalo y Nicaragua, el edificio continúa destacándose dentro de un entorno hoy poblado de nuevos edificios de vivienda y vibrantes locales comerciales. Sobre la calle Arévalo tiene un enorme jardín frontal y su interior esconde un patio rodeado de galerías que antiguamente servía  como lugar de esparcimiento de las niñas y seguramente era el corazón del hogar.

 

Foto Archivo Fundación IWO

El Asilo dejó de funcionar como tal en la década de 1950 y años más tarde fue adquirido por una empresa de transporte de lo usaba como terminal lo que generó un serio deterioro que, sin embargo, no afectó sus características formales, tipológicas y constructivas originales. Como muchos otros edificios de la ciudad estuvo varios años abandonado y hoy es recuperado con un complejo de viviendas, hotel y restaurantes.

Esta operación está redefiniendo su significado. El desafío es que la revitalización conserve y potencie el ser una de las marcas urbanas que ponen de manifiesto la contribución tangible de los procesos inmigratorios en nuestro país, que dieron origen a nuevas identidades y formas de vida.